Yésica Huentén Catrileo, “Mujer Empresaria Turística 2022”:

Esta emprendedora es un ejemplo de liderazgo en el territorio del Lago Budi, posicionando el turismo de esta zona a nivel nacional e internacional, atrayendo importantes recursos económicos a la comuna de Saavedra, y especialmente, a las familias mapuche – lafkenche que por muchos años han sufrido la pobreza.

Recientemente, Yésica Huentén Catrileo, fue reconocida como “Mujer Empresaria Turística 2022”, reconocimiento que entrega el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género junto al Banco Estado.

De profesión técnico agrícola, Yésica comenzó a trabajar a principios de los años 2000 en la coordinación de entrega de beneficios para niños y jóvenes, y como coordinadora comunitaria en la para la ONG World Visión en la comuna de Saavedra.

Posteriormente se incorporó a una consultora donde trabajó con más de un centenar de artesanas mapuche lafkenche, la mayoría de ellas dedicada a la textilería y a la confección de pilwa (bolsa fabricada con fibras vegetales).

Así, descubrió la importancia de su patrimonio cultural como un elemento diferenciador para el desarrollo de un turismo de intereses especiales o etnoturismo, al tiempo que se volvía a poner en valor la tradición cultural del pueblo mapuche.

Budi Lafken Mapu

Budi Lafken Mapu es el nombre de la empresa de Yésica, con la cual ha participado en numerosos programas de CORFO, CONADI y SERNATUR, también ha participado como conferencista en materias de turismo y en eventos internacionales como el World Travel Market realizado el 2017 en Londres, y en el proyecto de Paraísos Indígenas, México, en 2019.

“Actualmente, tengo un emprendimiento familiar que incluye navegación en embarcación por el Lago Budi, observación de aves, alojamiento, charlas motivacionales de emprendimiento, todo ello desarrollado en un ambiente familiar; y además de esto, tenemos iniciación de actividades para la operación turística en el Lago Budi, donde contamos con tres rutas turísticas, y también contamos con servicios de agencia de viajes y transporte”, explica Yésica Huentén Catrileo.

Los inicios

“Yo nací en la comunidad indígena Lorenzo Huentén, en una familia de muy escasos recursos, éramos 10 hermanos, donde obviamente había mucha pobreza económica. Mis papás trabajaban revendiendo artículos de hogar y no teníamos tierras como para dedicarnos a la agricultura”, explica.

“La mayoría de mis hermanos emigraron, se fueron a estudiar, a trabajar a Santiago, y como yo soy una de las menores no quise irme, porque no soy de vivir en la ciudad. Así es que terminé mi cuarto medio, trabajaba en casa particular haciendo aseo, cuidando a niños, y con eso yo tenía para comprar mis materiales”, recuerda.

En los tiempos en que trabajaba “apatronada”, Yésica dedicaba a su emprendimiento todos los fines de semana, los feriados y las vacaciones, y de su propio sueldo, invertía un 60% en la construcción y mejora de sus instalaciones.

“Cuando ya pudimos avanzar con algunas construcciones y dar servicio de alojamiento y navegación, cuando ya tenía equipado mi empresa familiar, decidí renunciar a mi trabajo y creé la empresa Sociedad Comercial Turismo y Transporte Budi Lafken SPA, con el nombre de fantasía Budi Lafken Mapu”, explica.

“Gracias al turismo he podido ayudar a rescatar la cultura mapuche, he ayudado a empoderar a otras mujeres, a otros hombres que quieren vivir y trabajar en estos territorios. Pero esto no es fácil, construir una cabaña cuesta $5 millones, y a veces se requieren años para reunir ese dinero”, agrega Yésica.

El futuro

Los emprendedores y emprendedoras nunca se detienen, por lo que Yésica siempre está pensando en la manera de mejorar su actividad. “Por ejemplo, las cabañas ya necesitan una mejora, tengo que llevar electricidad a algunos lugares, tengo que fortalecer la red de turismo donde compartimos nuestros clientes para que puedan contar con todos los servicios que requieren. Siempre hay que trabajar asociativamente para apoyarse mutuamente y crecer más rápido”, explica.

“Yo no descanso nunca. A mí me dejaron con esa crianza porque mi papá hasta el último día andaba trabajando y me dejó a mí ese gran ejemplo. Mi papá tomaba su caballo y venía a buscar mercadería para él, para sus vecinos, para sus parientes… Es la herencia que uno va recibiendo y uno lo vuelve a hacer”, menciona la emprendedora.

“Si quieren desconectarse de la ciudad o de su mundo laboral, les invito a que nos visiten y puedan venir a conectarse con el diario vivir de las familias que lo van a recibir, observar el lago, sentir el sonido de las aves, el sonido del mar, y obviamente disfrutar de la gastronomía y de todos los espacios naturales. Este es un espacio para renovar energías, repensar en lo que están haciendo, tal vez muchas veces estamos un poco saturados de trabajo, estresados, deprimidos y yo creo que la isla tiene eso, tiene mucho espacio para caminar, para reflexionar”, puntualiza Yésica Huentén Catrileo, Mujer Empresaria Turística 202

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