DISEÑO LOCAL:

La diseñadora Jessy Molina logró exhibir su marca en la alfombra roja más importante del país, de la mano de iCata, la influencer que acudió a ella para encargar su vestido.

La temática de la Gala del Festival de Viña 2023, fueron los elementos aire, agua, y tierra, bajo el contexto de la sustentabilidad y la vinculación con el medio ambiente. Por lo que el desafío de Chocolate Amargo fue diseñar un vestido que vinculara a Catalina Salazar, más conocida como iCata, con los elementos de la naturaleza, y hacerlo de manera ecológica.

“Yo estoy acostumbrada a eso, porque como yo trabajo con novias, para mí era indispensable asociar el vestido a algo personal de ella”, nos cuenta Jessy Molina. “Me dijo que a ella le gustaban los elfos, y que los elfos además cuidan la tierra, entonces esa fue la inspiración que tomamos para ella. Y usamos el elemento tierra, así pudimos utilizar flores y más colores”.

Como base, se eligió un tono verde esmeralda, que mejor favorecía la complexión de Catalina, con un estampado de lirios rojos y magenta ilustrados a mano por la misma Jessy Molina. Tanto el estampado como la confección de la tela, fue encargado a Novatex, en Santiago, quienes trabajan con telas fabricadas de botellas plásticas recicladas.

El vestido cuenta con mangas y cola desmontables, volviéndose así en una prenda versátil que puede volver a usarse en otras ocasiones. Y fue acompañado por un tocado de tela hecho a mano, a partir de retazos de otros vestidos confeccionados en el taller.

En cuanto a los accesorios, Karis Mellado, orfebre de Temuco, colaboró con Chocolate Amargo para completar el look hecho a medida de Catalina. Ella utilizó plata de ley 950 de joyas antiguas, para crear un conjunto de collar, aros, y pulsera-anillo, inspirado en los jardines del sur de Chile.

Trece años de trayectoria

Para el estudio de diseño Chocolate Amargo, la oportunidad de mostrar su trabajo en el show televisivo fue muy beneficioso y apreciado, ya que iCata llegó directamente a ellas para encargar el vestido: “La otra opción que tenía era ir a Santiago (…) pero ella llegó acá a la tienda”, comenta Jessy Molina.

A los 13 años que lleva la marca en los que Jessy ha construido su reputación, esta ocasión le ha brindado más visibilidad e incluso ya más seguidores en redes sociales.

“En estos años que yo llevo trabajando en esto, ha sido un trabajo constante de generar un prestigio. De responderle bien a las clientas, de tener un buen servicio, de que los vestidos queden realmente bonitos, a la medida. Entonces hay mucha gente que nos conoce por el boca a boca. Incluso gente del sur, tenemos clientas hasta de Coyhaique”.

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