El único lago salado de Sudamérica, kilómetros de playas, gastronomía costera, cultura mapuche y una ciudad fundada por el mismísimo Pedro de Valdivia, son algunos de los múltiples atractivos de todo tipo que puede disfrutar el visitante.

En 1551 Pedro de Valdivia en persona fundó La Imperial, ciudad que pretendía ser la capital del reino de Chile. Actualmente, esta ciudad se llama Carahue (“la ciudad que fue”, en mapuzugun) y es la puerta de entrada a la costa de La Araucanía, una zona poco conocida, pero con una inmensa cantidad de atractivos turísticos.

Saliendo desde Temuco hacia la costa por la ruta S-30 se pasa por la localidad de Labranza, ya convertida en ciudad dormitorio de Temuco, luego se pasa por la ciudad de Nueva Imperial y luego se llega a Carahue, ciudad de diferentes niveles que bajan desde los cerros hasta el río Imperial.

Aquí se puede visitar una hermosa plaza, su iglesia principal, algunos museos particulares y una exposición de locomóviles ubicada en una de sus principales avenidas, maquinarias que recuerdan los tiempos de los colonos, y principalmente la producción de madera en aserraderos, que viajaba desde esta zona a todo el país por medio del tren.

Por el rio que va desde Carahue hasta la costa circularon barcos a vapor hasta el terremoto de 1960, cuando una barra de arena cerró la conexión del río con el mar abierto.

Saavedra

Luego de pasar por Carahue, se sigue una ruta escénica que bordea el río hasta llegar a Puerto Saavedra, remozada ciudad que ha mejorado sus miradores, cuenta con una espectacular costanera que incluye ciclovías y saca el máximo provecho a su vista hacia el mar.

Aquí se pueden disfrutar todas las bondades que provienen del mar, especialmente en el cetro gastronómico habilitado especialmente para atender a los visitantes y cumplir con las más altas expectativas de comidas basadas en pescados y mariscos.

Continuando hacia el sur, se puede subir al cerro Maule y disfrutar de una de las vistas clásicas de la costa de La Araucanía, con una impresionante vista del Océano Pacifico.

Budi

Luego de bajar el cerro, doblando hacia la derecha, se accede al sector Boca Budi, con algunos locales que ofrecen alternativas de alojamiento y comida. Continuando hacia el sur ya se entra de lleno al lago Budi, único lago salados de Sudamérica y uno de los epicentros de la cultura mapuche, donde las comunidades conservan su idioma y sus tradiciones, pero al mismo tiempo tienen la mejor disposición para recibir a los turistas y adaptarse a sus necesidades.

“Aquí hay alternativas de paseo en bote, kayak o wampo (canoa mapuche); alojamiento en ruka (casa mapuche) o cabañas, y gastronomía mapuche tradicional y gourmet”, señala Mauricio Painefil, uno de los máximos emprendedores mapuche de la costa de La Araucanía, quien hoy cuenta con una amplia oferta de servicios turísticos para visitantes que llegan de todo el mundo hasta el sector Llaguepulli, a orillas del lago Budi.

Isla Llepo es otro de los atractivos del lago, administrada por una comunidad mapuche que también cuenta con una amplia oferta para los visitantes, con guías y administradores capacitados como operadores turísticos para recibir a nacionales y extranjeros.

Se puede terminar de bordear el lago por Puerto Domínguez, pequeño poblado desde donde salen barcazas y lanchas de paseo, donde también se puede disfrutar de la gastronomía, vistas de la costanera o recorrer sus hermosos alrededores.

Norte y sur

Desde aquí se puede volver a Carahue para viajar hacia el sur y recorrer los pablados de Teodoro Schmidt y Toltén Nuevo, con accesos a ríos y playas únicas en su tipo, con amplios espacios solitarios, a diferencia de las playas del litoral central de Chile.

Si prefiere ir hacia el norte de Saavedra, luego de un entretenido cruce en balsa se llega a la localidad de Nuehuentúe, famosa por su caleta de pescadores y productos marinos, y más hacia la costa, un nuevo cruce en balsa nos permite llegar al sector de Monkul, con inmensas playas, gastronomía mapuche y un humedal que recientemente fue reconocido como sitio protegido a nivel mundial.

Estos son algunos de los múltiples atractivos con que cuenta la zona costera de La Araucanía. Tanto para los locales como para los visitantes, es cosa de salir a recorrer los caminos de la zona y encontrarse con innumerables emprendimientos de alojamiento en casonas tradicionales, en domos, rukas, gastronomía de todo tipo, pesca, observación de fauna silvestre, sitios históricos y algunas de las vistas más impresionantes del mundo en los entornos naturales del sur de Chile.

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