David Enrique Quitral Guerra, artista en madera:
Con árboles que ya cumplieron su ciclo de vida, este joven artista de Vichuquén realiza obras de arte reconocidas con el Sello Nacional de Excelencia en Artesanía 2024 y entrega un mensaje de protección del medio ambiente.
“Nací en Vichuquén, un pueblo de arquitectura colonial, techo de tejas, muros de adobe”, relata David Enrique Quitral Guerra, artista próximo a cumplir los 27 años de edad y que ya ha sido reconocido con el máximo galardón que el Gobierno de Chile entrega a la excelencia en artesanía, el cual recibió a los dos días de nacimiento de su primer hijo, “dos maravillosas noticias que llegaron juntas”.
Este reconocimiento lo obtuvo en octubre de 2024 con la obra “Hualo”, una bandeja elaborada con roble maulino, utilizando técnicas de labrado y pulido con una materia prima proveniente de los bosques deforestados de la Cordillera de la Costa.
David Quitral tiene dos años de trayectoria, en los que se ha dedicado a la creación, gestión, formación e investigación en el campo de las artesanías, participando en diversos proyectos, actividades asociativas.
A pesar de su corta edad, David ha realizado muchas actividades en su vida. Estudió de kínder a cuarto medio en el Liceo Nuevo Horizonte de Vichuquén, fue jugador profesional de basquetbol en Curicó y estudió la carrera de Técnico Deportivo en AIEP, la que terminó junto con la llegada de la pandemia del Covid.
“La pandemia me hizo volver a Vichuquén, donde trabajé en la construcción como mi padre, y luego se me dio la oportunidad de irme al norte, a Mejillones y Taltal, para trabajar en fibra óptica para internet y televisión”, recuerda.
Luego de esa experiencia volvió a Vichuquén para retomar la artesanía, “la artesanía pasa que fue algo que siempre estuvo en mis ojos”, por influencia de los trabajos de mi padre y de mi hermano, y porque Vichuquén es un pueblo artesano, donde se trabaja la madera, la greda, la piedra, el coirón, la lana, muchas materialidades, siempre hemos tenido ferias, en la plaza siempre hay gente tallando”, señala.
“Un poco por necesidad, porque no tenía los recursos para comprar madera dimensionada o aserrada, empecé buscando en los cerros desechos de árboles, madera y raíces que estaban muertas. Además, al acomodarme a estos trozos irregulares empecé a crear piezas únicas, que no se parecen a nada, pero que al mismo tiempo son piezas utilitarias de uso cotidiano, algunas decorativas, y que me distinguiera también del resto para poder surgir en la artesanía”, explica David, resaltando que la utilización de estos materiales significa un notable compromiso con el medio ambiente.
Pesca artesanal
Pero su principal ingreso económico en la actualidad no es precisamente la artesanía, sino que la pesca artesanal.
“Yo soy el tercer hombre, como tripulante de un bote en que principalmente pescamos merluza, reineta y jibia en la caleta de Duao, en la comuna de Licanten, donde trabajo con los familiares de mi pareja, quienes me dieron la oportunidad de entrar al mar para complementar mis ingresos, en tiempos en que en la artesanía no me conocía nadie, y es algo que sigo haciendo, porque en el mar encuentro descanso e inspiración. La pesca artesanal me da ese plus de poder crear lo que se me viene a la cabeza, lo que me gusta y todas esas cosas que quizás otros artesanos no pueden porque se dedican el cien por ciento del tiempo a hacer piezas para vender y sobrevivir”, explica el artista, confesando que su tiempo se divide 50 y 50 entre la pesca y la artesanía.
Excelencia en artesanía
En pleno invierno, acompañado por su esposa embarazada, tras una inundación que afectó al pueblo, luego de no alcanzar a postular a un beneficio que apoyaba a emprendedores, los ánimos no eran los mejores. Mientras construía su casa con la técnica de quincha (paja y barro), los materiales no secaban por la humedad, comenzó a buscar en internet alguna posibilidad de obtener recursos y se encontró con el Sello de Excelencia a la Artesanía Chile, el cual entrega el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en conjunto con la Escuela de Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Chile -a través del Comité Nacional de Artesanía-, con el patrocinio del Consejo Mundial de Artesanías y Unesco.
“Cada año postulan miles de artesanos/as de todo Chile, de larga trayectoria y con todo tipo de materiales. Cuando quedaban 15 días para postular me decidí, empecé a investigar y opté por realizar una pieza que combinara lo tradicional y lo contemporáneo, algo que representara a mi pueblo, con la madera reciclada”, rememora David, agregando que en ese momento su casa en proceso de construcción aun no contaba con electricidad y utilizó solo herramientas manuales.
“Allí, en lo que sería el living de mi casa, con piso de tierra, sin paredes, solo con un techo, hice esta obra, postulé, el 26 nació mi hijo, y el 28, saliendo con mi familia del hospital, me llamaron para comunicarme que había ganado el sello”, recuerda emocionado.
Según David, actualmente existen en el mercado muchos productos industrializados, muy industrializados, con madera aserrada y dimensionada, “por eso he vuelto a los materiales nobles de la madera nativa, trabajados de manera artesanal, pero con diseños contemporáneos e innovadores, al tiempo que son objetos que se pueden utilizar cotidianamente. “Creo que por eso me ha ido súper bien, y he ganado estos premios. Y también porque representa la cultura de mi pueblo, las formas de los cerros, los colores del paisaje”, afirma.
Historia de esfuerzo
Aún siendo tan joven, con una familia formada y con un reconocimiento nacional hacia su trabajo, David Quitral es un ejemplo de empuje y superación, de confianza en su propia capacidad.
“Siempre he tenido la intención de ir hacia adelante no más, contra todas las dificultades y aventurándome a hacer cosas que al resto pueden no parecerle muy seguras. Salí a los 18 años de mi casa, con miedo, porque los miedos todos los tenemos, pero con el tiempo me di cuenta de que detrás de los miedos están las grandes oportunidades y entonces nunca dije que no a las oportunidades, siempre pensando bien y con raciocinio, así tomé buenas decisiones, gracias a Dios, y me ha ido súper bien”, reflexiona.
A futuro, espera seguir desarrollando su artesanía y ojalá llegar a dedicarle el 100% de su tiempo. “También quiero enseñar a jóvenes o motivar a otros jóvenes para que se apliquen a la artesanía, porque de los que yo conozco, el 80% de los artesanos son adultos, incluso adultos mayores, y la artesanía es algo tan lindo, es algo que no se debe perder”, puntualiza.
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