La vida con otros ojos
Recuperar lo que la naturaleza entregó, darle un sentido y un uso concreto. Y poder ver la vida a través de una mirada más sustentable y conectada con el entorno es la propuesta de Kai Filu, los lentes hechos con madera nativa reciclada que, a paso lento, sin apuros, se han ganado su espacio en el mercado.
Y es un emprendimiento a escala humana. Son lentes artesanales, los cuales no compiten con otros productos importados o industriales. Son una categoría propia, desarrollada por un joven de La Araucanía desde hace 5 años.
Conectados con la naturaleza y con la búsqueda de una clara identidad regional, hechos con madera de raulí, la marca Kai Filú se origina del mito mapuche de las serpientes Treng Treng (la fuerza de la tierra) y Kai Kai Vilú (la fuerza del mar).
Juan Pablo Gerter comenzó a crear e inventar con creatividad desde niño. Hoy está abocado al 100% en Kai Filú, con la carrera de arquitectura congelada, pero enfocado en un emprendimiento al cual le ha dedicado energía y ganas. De a poco el reconocimiento le ha llegado y Kai Filu no para. Nos recibió en su taller, donde destacan los concepts de reciclaje y reparación, con la idea de consumir menos y hacer un mejor uso de los recursos. De hecho, sus marcos tienen garantía de por vida.
La primera vez que salió a la calle con sus lentes Kai Filú, tras el ensayo y error, fue tener la alegría de poder usar algo que creó de cero, pero con mucha calidad. Trabaja con sus manos, en volúmenes pequeños y se define como un artesano del reciclaje, integrando diseño y reciclaje en marcos de gran belleza y muy útiles.
“Al principio no me gustaba el término artesano, pero hoy siento que es un valor, es un proceso y trabajo que no siempre es valorado. Hemos visto como la visión de las personas ha ido evolucionando de lo que es el comercio lineal y lo que hay que buscar es el comercio circular, en el cual se pueda ocupar lo que otros, sencillamente, botan”.
A los 16 años, vio unos lentes de madera y el concepto le gustó mucho. Demoró 2 años en llegar al producto terminado. “Había tallado antes, tengo habilidades manuales, lo pude tallar, pero luego adquirir un lente fue mucho más complicado”. Como emprendedor, ahí se encontró con la primera piedra en el camino, ya que tuvo que buscar dónde conseguirlo. Investigó, consultó, primero usó la madera disponible en el patio de su casa. Pero rápidamente tuvo la conciencia de usar material en desuso y no tener que comprarlo.
“Podría tener la marca, el concepto y traer los lentes de China…quizá me iría 10 veces mejor, pero no es esa la idea”, cuenta Juan Pablo. Su concepto es reciclar y dar una segunda vida a los productos. “Hoy la generación de desechos está casi en un colapso. Hablar esto antes era casi hippie, hoy hay más conciencia”.
“Trabajamos con madera y, si el lente se llega a romper, tiene garantía de por vida. Ese es el espíritu de Kai Filu, donde hasta el empaque de los estuches es orgánico y compostable”.
Kai Filú tiene 3 líneas: La clásica, de marcos hechos con raulí; con aplicaciones de picoyo o chuchín; y, con aplicaciones de mármol. Todos estos lentes pesan entre 25 a 30 gramos.
Como se trabaja en baja escala, en un proceso artesanal, es posible diseñarlos de acuerdo a la medida del cliente. También tienen marcos disponibles es medidas estándares S, M y L.
¿Cómo operan? En el caso de los lentes ópticos, el cliente le entrega una receta a Juan Pablo, quien genera una cotización que incluye el marco y los cristales, para entregar el producto terminado.
Lo que viene.
“Proyectamos que Kai Filú sea una marca regional, que sea conocida, que tenga identidad de la región. Una vez logrado, la idea es que se conozca en todo Chile y con el auge nacional, poder llevarlo al extranjero. Hemos tenido clientes a los que les ha gustado mucho”. De hecho, a través de las redes sociales, ya han recibido consultas de potenciales clientes de Europa y América, por ejemplo, quienes quieren conocer más sobre estos lentes artesanales de madera reciclada. “El producto afuera puede ser llamativo por identidad regional, tanto por la madera nativa como por las manos nacionales detrás de este producto.
Juan Pablo cuenta que, tal como él pudo aprender y desarrollar este producto, le gustaría sumar a más personas que impulsen lo que ha creado.
“Es artesanía, es un producto de baja escala, pero el día de mañana la idea es trabajar con otro tipo de artesanos, orfebres, gente de las comunidades. Me gustaría compartir con otras personas. Haber inventado el lente fue intuitivo, entonces, por qué no llevarlo a sectores rurales donde hay personas vulnerables y darle una habilidad extra para hacer algo distinto, innovador y, por qué no, con identidad regional”.
Eduardo Burotto le regaló un par de cristales, recuerda. Tocó otras puertas y no lo tomaron en cuenta. Así, los primeros lentes que desarrolló salieron muy bien hechos, con cristales de alta calidad y listos para su uso.
“Hay que empezar a ser concientes con lo que estamos ocupando y entender que si un producto no cumple con la funcionalidad, hay que tratar de encontrarle otra vida útil y empezar a usar productos concientes con lo que estamos haciendo, saber cómo se hace, porque si se está consumiendo mucho CO2 para hacer el lente…Queremos generar conciencia y usar productos locales, dar auge al oficio, se recupera el valor cultural de la región y se empieza a generar comercio circular”.
No se cierra a que pueda tener una proyección comercial pero con conciencia, con un proceso más industrializado, pero sin que se pierda la esencia de cómo nace Kai Filú: un producto artesanal y que representa el equilibrio de las fuerzas de la naturaleza.
Sus redes sociales son Kaifilu en Facebook e Instagram.
Juan Pablo Gerter: +569 66073072