Tomás Viveros, subgerente de Estudios y Nuevos Negocios de Ambipar Environment Chile
Este año, el Día Mundial del Suelo se celebra bajo el lema “Los suelos: origen de los alimentos” para concientizar sobre su importancia como base para nuestro presente y futuro alimentario. En este sentido, su gestión sostenible es imprescindible para la mitigación y adaptación al cambio climático, así como para la preservación de la biodiversidad, condiciones fundamentales para la agricultura, el cultivo forestal y la mantención de los ciclos ecológicos.
Su gestión sostenible involucra a cada uno de nosotros, ya que todas las actividades humanas son causantes de la contaminación del suelo, pero solo parecemos inquietarnos cuando existen desastres ecológicos asociados, por ejemplo, a derrames de hidrocarburos o el vertimiento de residuos industriales peligrosos. La realidad es que todos los residuos tienen un impacto negativo, ya que al ser dispuestos de formas incorrectas experimentan procesos de transformación físicas y químicas a través de las cuales terminan convertidos en contaminantes que son capaces de modificar los compuestos naturales, el pH de los suelos, y la biodiversidad, inhabilitándolos como recurso agrícola comprometiendo todos los beneficios que ofrecen a nuestro ecosistema.
Un elemento clave en la preservación de nuestros suelos es el manejo de residuos con foco en prevención y valorización. La prevención se materializa en la reducción de su generación mediante la optimización de procesos y ecodiseño. Y las actividades de pretratamiento y valorización energética están orientadas a lograr que sólo una fracción muy pequeña y acotada termine en eliminación en rellenos sanitarios o de seguridad.
Estos procesos inspirados en la economía circular logran reducir la extracción de recursos naturales, al sustituirlos por materiales que ya están en el ciclo productivo. Por otra parte, disminuyen la demanda por nuevos sitios de eliminación de desechos, evitando el uso de nuevos suelos para vertederos o rellenos sanitarios. Es más, la valorización de los residuos orgánicos permite convertirlos en un insumo para la rehabilitación y mejoramiento de suelos.
En nuestro país, existe la Ley REP que está avanzando para manejar los residuos de forma sostenible, priorizando precisamente la prevención y valorización. En la autoridad también observamos la voluntad de impulsar políticas y normativas estándar OCDE. De parte de las empresas, existen numerosas iniciativas y compromisos que han sido adquiridas voluntariamente para dejar de enviar residuos a disposición final en vertederos y rellenos sanitarios. Ejemplos de acuerdos en ejecución como “Cero Residuos a Eliminación,” la restauración voluntaria de suelos, los nuevos Acuerdos de Producción Limpia y la conservación de bosques nativos y humedales, entre otros, aportan de forma concreta al cuidado de los suelos y su manejo de forma sostenible, para asegurar que siga siendo un recurso del que puedan disponer y gozar las futuras generaciones.