Luis Torralbo, ingeniero agrónomo, director del Instituto de Agroindustria de la Universidad de La Frontera:
El Instituto de Agroindustria de la UFRO abrió sus puertas en el año 1991, con el propósito de vincular a esta Casa de Estudios Superiores con el sector productivo de la región y el país, en especial con el sector agropecuario y agroindustrial.
Este año se cumplen 31 años de la creación de este instituto cuya misión es intermediar entre los aspectos académicos, científicos y el medio, haciendo una transferencia de conocimientos, prestando servicios e intentando recoger las problemáticas y las oportunidades en el medio y traerlas a la universidad en una relación bidireccional.
“Además el instituto tiene adscrito un doctorado, un magister, y principalmente levantamos proyectos de investigación y desarrollo donde se generan prototipos de bienes públicos o bienes competitivos; con esto, cumplimos a cabalidad los objetivos para los cuales fue creado”, señala Luis Torralbo, ingeniero agrónomo, director del Instituto de Agroindustria de la Universidad de La Frontera.
Apoyo a productores y emprendedores
“Acá en el sur hemos trabajado especialmente en el sector agropecuario, por ejemplo, apoyando la quesería artesanal, hemos trabajado en la transformación de materias primas, como el berry nativo, agregando valor y una cantidad importante de servicios en laboratorios donde además realizan su proceso formativo los estudiantes”, señala Torralbo.
Asimismo, el director del instituto agrega que “al año son entre 18 mil y 20 mil las personas que nos solicitan servicios en el área agronómica, suelos, prototipos, pilotos, además de servicios de elaboración de proyectos de prefactibilidad en los ámbitos agronómico, agroindustrial y alimentario, servicios para obtener resolución sanitaria, mediciones de vida útil, todo lo que requiere un emprendedor en el área de alimentos”.
Para quienes necesiten este tipo de servicio, pueden solicitarlos al Centro Tecnológico para la Innovación Agraria (CeTA) o al instituto de Agroindustria, para que sean orientados en el uso de productos o apoyo para pilotaje o prototipos. Aquí se les puede dar orientación e incluso ayudarles a postular a fuentes de financiamiento.
“También existe la posibilidad de que el instituto participe en los proyectos, por ejemplo, en el caso de los queseros hemos utilizado nuestra planta de envase y embalaje para desarrollar envases para los quesos, y los productores han podido acceder a título gratuito a este desarrollo porque son parte del proyecto junto a nosotros”, explica el director del instituto.
Asimismo, existe un incentivo tributario a través de CORFO, que permite a una empresa o un emprendedor -que paga impuesto- desarrollar investigación cargando el 50% de los costos a esos impuestos. “Ese también es un camino para que los emprendedores o pequeñas empresas se acerquen a la investigación y desarrollo”, agrega.
Finalmente, cabe mencionar que el instituto tiene una unidad de capacitación y formación continua a cargo de Silvana Catrilaf, donde existen dos alternativas para acceder. A través de cursos y diplomados que se están levantado a partir de la observación del medio productivo, y también a través de capacitaciones o diplomados a pedido de los mismos productores o cooperativas, que requieran ciertos procesos formativos en la industria de alimentos mediante programas especiales.
“Para responder a estos requerimientos, el instituto cuenta con un grupo importante de 25 profesionales, junto a 27 investigadores y académicos de la universidad que están ligados al instituto, un grupo totalmente interdisciplinario que analiza cada situación, oportunidades y problemas para ver por dónde podemos encaminarnos”, puntualiza Torralbo.
Más allá de La Araucanía
Según Torralbo, el accionar del instituto ya es de carácter nacional, no se restringe solo a La Araucanía o el sur de Chile. “Fuimos partícipes de la creación del CeTA (Centro Tecnológico para la Innovación Alimentaria) que tiene capacidad de prototipado en Coquimbo, Santiago y en Temuco. Detectamos que se necesitaban estas capacidades y con un gran proyecto CORFO logramos crear esta corporación que lleva una buena cantidad de años funcionando bastante bien, en lo que constituye sólo un ejemplo de nuestro accionar en el ámbito nacional”, agrega.
En este sentido, cabe mencionar que el Centro Tecnológico para la Innovación Alimentaria, CeTA, es una corporación público-privada, sin fines de lucro, cuya misión es que Chile se convierta en una de las potencias mundiales en producción de alimentos sofisticados y sustentables. De esta forma se busca su incorporación en mercados modernos, internacionales y altamente competitivos, apoyando así el objetivo de duplicar las exportaciones al 2030.
CeTA
Consultado al respecto, el director ejecutivo del CeTA, Jean Paul Veas, señaló que “la UFRO es uno de los cinco socios del CeTA. Nos relacionamos con el Instituto de Agroindustria de la UFRO a través del pilotaje, prototipaje y escalamiento productivo en la industria de los alimentos. Cada vez que el CeTA vende un servicio, el Instituto de Agroindustria nos acompaña con los laboratorios, y cada vez que el Instituto de Agroindustria vende un servicio o se involucra en un proyecto público de este rubro, nosotros los acompañamos, se trata de una relación win-win”.
“Para nosotros es motivo de orgullo y prestigio trabajar con el Instituto de Agroindustria por lo bien posicionado que está en el ecosistema de la zona sur, es una institución que lleva muchos años, y dentro de su crecimiento, ha asumido una posición estratégica con el CeTA, porque así ambos se complementan y se robustece una oferta de valor que ya trasciende a la macro zona sur”, agregó el directivo.
Cabe mencionar que actualmente el CeTA abarca servicios para emprendedores y empresas de mediano y gran tamaño. “El año pasado fue un muy buen año para CeTA y esperamos que este sea mejor, ya que la operación de nuestros tres centros ha ido en aumento y la facturación también”, puntualizó el ejecutivo.
