Ya sea en Dinamarca, Portugal o Nueva Zelanda, estas 3 historias tienen algo en común: jóvenes nacidos en la región buscando una nueva oportunidad. Partieron desde La Araucanía con sueños, y los han cumplido. Aquí te contamos sus experiencias.
La mamá de Damary Manosalva (28) tenía un hostal en el centro de Temuco, el cual se convirtió en su segundo hogar cuando era pequeña. Allí se encontró con visitantes que hablaban otros idiomas, siendo el inglés la clave para comunicarse. Desde siempre soñó con viajar a países nativos para aprender.
Fue recién en tercer año estudiando Ingeniería Comercial en la Universidad Católica de Temuco cuando empezó a postular a visas de intercambio. En 2017, casi a punto de salir de la carrera, consiguió un intercambio a Brasil. Fue la primera vez que vivió fuera de Chile, un camino que hoy ya la ha llevado a Suecia, Portugal y Dinamarca.
Desde Copenhague, Damary relata que ella viajó gracias a las Working Holiday Visa, un permiso de residencia que, durante un año, permite a los viajeros realizar un empleo en el país que emite la visa para completar sus fondos de viaje.
En su periodo, ha trabajado desde recepcionista en un hotel boutique, hasta guía turística en paseos en bicicleta. Al mismo tiempo, ha vivido un cambio cultural en temas de puntualidad, el trato hacia los trabajadores y el respeto hacia el otro.
Para ella, lo primordial es saber si uno está capacitado para ser independiente, frente al impacto de llegar a otra cultura. “Estoy muy feliz de haber empezado este viaje, y ya es imposible parar cuando estás acá”, cuenta. El segundo semestre de 2022 pretende viajar a Australia para vivir. El plan es volver solamente para visitar a familiares. Damary tiene un podcast con consejos para viajeros.
De Vilcún a Nueva Zelanda
En octubre pasado, Sergio Figueroa (31), oriundo de Vilcún, cumplió dos años viviendo en Nueva Zelanda, tras conseguir una Working Holiday, uno de los múltiples beneficios para que chilenos vivan en el extranjero. Su tiempo se extendió producto de la pandemia.
Llegó con Ayelen, su pareja, ambos chefs titulados de Inacap Temuco, y han probado suerte en distintos trabajos. Actualmente trabajan en un restorán mexicano en Port Motueka, en la isla sur, y tiene un canal de YouTube –ojodegatoviajero– contando cómo consiguieron la Working Holiday, cuáles eran sus requisitos y todos los pormenores de vivir en el país de los kiwis y de los tan conocidos rugbistas All Blacks.
“Este tipo de viajes abre un mundo de opciones y permite conocer otras culturas, romper prejuicios y salir de la zona de confort, conocerte a ti mismo y darte cuenta que puedes superar tus propios límites”, agregan.
Nueva vida en Oporto
José Patricio Llanquihuen (25) siempre tuvo un espíritu aventurero. Combinó sus estudios vespertinos con trabajos que le permitieran ahorrar para cumplir su propósito. Perú, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Argentina e incluso Cancún fueron lugares que conoció antes de la pandemia.
Tras pensarlo un tiempo, decidió postular a una Working Holiday hacia Portugal. “No sabía nada del país”, dice, mientras reunió los documentos que le solicitó la embajada. Tras ser entrevistado, en una semana le aprobaron el visado, recibiendo la noticia cuando trabajaba de promotor en un local del Mall Portal Temuco. “Quería gritar de felicidad en esta tienda”, cuenta.
José ya lleva 7 meses en Oporto, la segunda ciudad más grande del país luso, un lugar tranquilo y económico. Hoy trabaja en un call center para una aerolínea española. El cambio cultural fue grande, sobre todo la barrera idiomática, la cual ya venció con el tiempo. “Soy una persona distinta, con valores más desarrollados y un pensamiento crítico más abierto. Acá, todo es posible, se aprende de todos lados”, sentencia.