Rodrigo Colihueque Vargas, artesano y empresario mapuche, elabora muebles con sello de calidad, exclusivos, de finas terminaciones, pensados, diseñados y manufacturados en Pucón desde 1984.

Rodrigo Colihueque fabrica muebles con diseños inspirados en la cultura mapuche, de la que él también es parte, e incluso en los últimos años, como dirigente de la Asociación Indígena Urbana de Pucón.

“Somos parte del Consejo Territorial Mapuche desde 2011, donde participan 11 de las 19 comunidades indígenas de Pucón, y uno de nuestros principales proyectos en la actualidad se relaciona con la protección del patrimonio mapuche de la comuna lacustre, por ejemplo, a través de la creación de un museo digital”, explica.

Su padre, técnico en electrónica del Gran Hotel Pucón, trabajaba la madera como un pasatiempo, mientras Rodrigo lo asumió como una fuente de trabajo, hasta convertirlo en una empresa, como lo es hoy “Rohco Pucón Muebles”. “Un porcentaje de los muebles que fabricamos son a pedido, y otro corresponde a diseños originales que vendemos en la tienda o, especialmente ahora en pandemia, a través de nuestra página web www.rohco.cl”, señala Rodrigo Colihueque.

Empresa familiar

Sus primeros trabajos en forma independiente fueron pañoletas y poleras teñidas de colores que vendía durante los veranos en Pucón junto a un grupo de amigos, a inicios de los años ochenta.

Ya en 1984 comenzó un taller junto a sus dos hermanos, una especie de carpa ubicada en la esquina de Colo Colo y General Urrutia. Sus primeros trabajos fueron bateas que vendieron a familiares y amigos, luego siguieron las bandejas para desayuno y pisos plegables, donde comenzaron a incluir pequeñas innovaciones para destacar frente a la competencia.

A fines de 1986 llegó el primer gran encargo: fabricar los faroles del sector “La Península de Pucón”, y del mismo lugar vino un segundo encargo, fabricar cincuenta cunas para los departamentos. Junto con estos encargos, sus hermanos se fueron a otros trabajos y Rodrigo debió completar el pedido trabajando día y noche, e incluso con ayuda de su esposa.

Ferias y oportunidades

En 1987 ya se independizó y comenzó con su propia empresa, organizó la primera feria artesanal de Pucón. A fines de 1988, con ayuda de uno de sus hermanos, compró el terreno que actualmente ocupa su casa, su taller y su sala de venta.

En 1992 formalizó su negocio con patente de artesanía, siguió produciendo mobiliario para las casas de veraneo de Pucón y comenzó a viajar a Temuco para participar en capacitaciones de SERCOTEC para emprendedores, ahí conoció a otros mueblistas y fue uno de los fundadores de UNIFAMA (Unión de Fabricantes de Muebles de La Araucanía).

En 1993 una de sus clientas le pidió productos de madera para niños, en lo que trabajó por varios años y con ayuda de maestros que debió contratar.

Luego nació la primera Feria del Mueble de Temuco, que se realizó por unos 15 años en el recinto SOFO, donde Colihueque tuvo la oportunidad de probarse frente a los grandes fabricantes de muebles de la zona, logrando ser premiado por la innovación y diseño mapuche de sus muebles. En una feria que duraba un fin de semana, los muebles de Rodrigo Colihueque muchas veces se vendieron en el primer día.

“En esa época Temuco era realmente la capital del mueble, desde pequeños artesanos hasta grandes empresas que hoy ya no existen, todos hemos sido afectados por el ingreso de muebles extranjeros, tal vez más baratos, pero de mala calidad. Creo que el hecho de mantenerme siempre como una pequeña empresa me permitió sobrevivir, al ser pequeño, uno toma decisiones más rápido y se adapta rápidamente a nuevos escenarios”, explica.

En 1996 sintió fuertemente la necesidad de centrar el diseño de sus muebles en la cultura mapuche. La misma época en que el pueblo mapuche era calificado como conflictivo y no gozaba de muy buena imagen, Colihueque decidió transmitir todo lo positivo de su pueblo, lo que influyó en un aumento de las ventas y de la cartera de clientes.

El primer mueble de este tipo fue una mesa de centro con grecas mapuches, después vino una mesa con patas inspiradas en el rehue, hasta llegar a un conjunto de muebles inspirados en el diseño de la manta de cacique, el que fue distinguido con un premio a la innovación en una de las ferias del mueble de Temuco.

“El diseño mapuche ha sido otro de los ingredientes para mantenernos por tantos años, eso, sumado a las excelentes terminaciones y mantenernos actualizados en nuestro rubro, en las nuevas tecnologías, en las relaciones comerciales”, agrega.

Visión étnica

En este mismo sentido, Colihueque recuerda un interesante proyecto que realizó alrededor de 2005 con apoyo de CONADI y SERCOTEC: “Visión étnica”. El proyecto consistió en reunir a un productor mapuche y a un diseñador profesional, para que ambos compartieran sus ideas y experiencias en el desarrollo de productos.

“La idea era profesionalizar el rubro, y funcionó muy bien durante unos cuatro o cinco años, luego se diluyó por los cambios políticos que se producen en las instituciones de Gobierno”, recuerda.

Materias primas

Sobre los procesos que actualmente realiza en su taller, Colihueque recalca el uso de madera reciclada para la elaboración de casi el 100% de sus muebles, materia prima proveniente de casonas y galpones construidos en la época de la colonización de Pucón, mientras que, si se ve obligado a recurrir a maderas nativas, lo hace desde proveedores certificados en Villarrica.

“En mis primeros tiempos recorría los campos comprando madera nativa, sin embargo, las nuevas generaciones son más exigentes en temas ambientales, de estilo, de economía, por lo que debemos cumplir ciertos estándares, dentro de los que se valora el uso de madera reciclada para no dañar la naturaleza”, explica.

Vivir en Pucón

Colihueque reconoce que, así como su primer trabajo de faroles para la Península, hasta los muebles que han viajado al extranjero, tienen relación a la ciudad de Pucón: “Nací en un pueblo que hoy es una ciudad. Tengo 63 años y de niño corría libremente por campos que hoy tienen cercos y son complejos turísticos, conocíamos a todos los vecinos y éramos todos amigos. Este lugar ha marcado la diferencia, si hubiera vivido en otra ciudad, probablemente no habría tenido las mismas oportunidades de comerciar mis muebles y conocer clientes que hoy, más que clientes, son mis amigos”.

Haciendo un balance de su vida, Colihueque se muestra satisfecho. “Gracias a este trabajo pude educar a mis hijos, mantener a mi familia, obtuve satisfacciones personales, viajes, reconocimientos, y hoy puedo dar mi consejo para los emprendedores: deben tener una idea, esforzarse y destacar en lo que hacen; si trabajan persistentemente van a destacar, y si destacan sobre los demás, van a lograr el éxito en lo que emprendan”.

Post pandemia

“La pandemia trajo varios problemas: algunas estafas, el aumento de precio de la madera, pero tengo la esperanza que después de la pandemia seremos mejores. Nos preocuparemos más de la naturaleza, evitaremos la contaminación, el exceso de construcción, nos acercaremos más a la tierra, rescataremos lo humano de la sociedad, tendremos ciudades más habitables, y espero que logremos una sociedad más justa. Algo que quizás veremos reflejado en la nueva constitución”, puntualiza.

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