Nuestra región de la Araucanía ha sido testigo durante las últimas décadas de un paulatino aumento en la temperatura media del aire, lo cual ha abierto posibilidades a nuevos tipos de cultivo que antes eran impensados en la región, por lo cual empresarios y autoridades han mencionado a la Araucanía como una posible potencia agroalimentaria para este siglo. Sin embargo, también hemos sido testigos de importantes disminuciones en la precipitación media anual, principal fuente de la oferta hídrica tanto para el consumo humano, la actividad agrícola y otras actividades industriales.

Actualmente algunas cuencas de Chile central están viviendo serios problemas de escasez hídrica, debido -entre otros- a un sobreotorgamiento de derechos de aprovechamiento de agua en las últimas décadas del siglo XX. Para evitar estos problemas en nuestra región, es necesario tener un balance hídrico regional validado por todos los actores, el cual permita planificar de manera adecuada las actividades productivas con las que queremos sacar de la pobreza a nuestra región. Para esto, debiésemos ser capaces de cuantificar tanto la oferta (precipitaciones, volúmenes y recarga natural de los acuíferos) como la demanda (agua potable para consumo humano, agricultura, actividad forestal, turismo, servicios ecosistémicos, y otras actividades industriales), no solo con valores medios anuales sino también su variación en el tiempo. Además, debemos contar con un monitoreo adecuado, tanto en el espacio como en el tiempo, de la variación de la oferta y la demanda, incluyendo tanto el caudal de los ríos como los niveles de aguas subterráneas y de los caudales efectivamente utilizados por distintas actividades productivas. Sin embargo, en nuestra región no disponemos ni de toda la información anteriormente mencionada ni de un instrumento de gestión (por ejemplo un modelo hidro(geo)lógico) que permita integrar toda la información anterior para verificar en tiempo real la evolución de la disponibilidad de agua y dar apoyo a la toma de decisiones.

En esta región no podemos darnos el lujo de tener en el futuro problemas de escasez hídrica similares a los que actualmente vive la zona central de Chile. La escasez hídrica en un lugar es el resultado de una interacción compleja entre anomalías meteorológicas, procesos hidrológicos y cambios en el uso que el hombre hace del agua. Por lo tanto, lograr el desarrollo económico de nuestra región de manera sostenible representa un gran desafío pero también una gran oportunidad. En la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad de La Frontera contamos con la experiencia necesaria para apoyar a nuestras instituciones regionales a enfrentar estos desafíos. Ojalá juntos podamos avanzar en la generación de información de oferta y demanda de agua, fácilmente accesible, para así identificar soluciones que satisfagan las necesidades de todos los que requieren y requerirán del agua para satisfacer sus necesidades.

Cambio Climático y recursos hídricos en la Araucanía
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