La educación escolar ha cambiado de forma vertiginosa: Los programas y planes de estudio se han actualizado, las herramientas tecnológicas mejoran. A eso se agrega que el enfoque incluye una educación más inclusiva para atender las necesidades específicas de cada alumno, considerando el ritmo de aprendizaje y sus capacidades.
La sociedad cambia y es parte de la evolución humana. Los niños cambiaron y también lo han hecho sus padres. Cambió la interacción que hay entre ellos y cada vez hay menos tiempo disponible. No desconozcamos la presencia de la tecnología y las redes sociales, que son un aporte, pero que indesmentible mente han contribuido a que se converse y comparta físicamente menos. Y se nota.
Es clave administrar el tiempo y darle espacio a lo importante. Invertir tiempo con los hijos, acercarse y conversar, compartir lo que hicieron en el día. Escucharse.
Tal vez 40 minutos al día sean suficientes. Piénselo. Dejemos de lado el celular, la Tablet o el computador. Apague la tele y conéctese con sus hijos. En Chile el 50% de los niños de 10 años tiene celular, Cada vez más jóvenes presentan adicciones relacionadas con las nuevas tecnologías. Éstas pueden provocar cambios en el cerebro y afectar a la salud mental. Conviene prevenirlas y detectarlas para actuar a tiempo. Conductualmente la reacción se exacerba cuando sus necesidades no son atendidas de inmediato, cuando no consigue destacarse, cuando la tarea le resulta compleja y requiere de esfuerzo terminarla. Estos niños y niñas son poco flexibles, son más ansiosos, les cuesta adaptarse a situaciones nuevas.
Como educadores hemos visto la influencia que tiene la adicción de estos aparatos en los niños y jóvenes, cómo la tecnología móvil gobierna sus días y como también paso a ser tan importante en las nuestras, es preocupante, verlos en los recreos sentados mirando una pantalla en vez de jugar o compartir con sus pares, sería ideal apoyar el proceso educativo y de interacción social no enviando a los hijos con celular al colegio.
¡Tremendo desafío!
Es clave administrar el tiempo, y darle espacio a lo importante. Invertir tiempo en los hijos, acercarse y conversar con ellos es regalar vida, cuéntele lo que hizo en el día, lo bueno y lo que se le hizo difícil. Escúchelos. Construyan sueños, jueguen, rían.
El control de las emociones también se aprende en la familia. Hoy no sabemos decir que NO a un hijo, no sabemos poner límites, pues nos sentimos culpables, no queremos que tenga privaciones como quizás las tuvimos de niños.
Lamentablemente, cuando la familia no enseña a reconocer y controlar las emociones, los niños en el colegio experimentan baja tolerancia a la frustración, la que surge cuando no logran conseguir lo que desean y reaccionan con expresiones de ira, de ansiedad o disforia.
Una sana convivencia y el respeto mutuo son fundamentales para apoyar a los estudiantes. Padres y apoderados, en conjunto con docentes y administrativos, debemos alinearnos para lograr crear seres integrales que aspiran a ser ciudadanos del mundo, con habilidades blandas y una sana educación emocional.
Esta es una labor compartida y que debe partir desde el hogar. No puede existir la excusa de falta de tiempo. Sólo así podremos formar adultos autónomos, responsables, conscientes y que sean personas que aporten a la sociedad. Ese es nuestro objetivo.
Leer es la gran hazaña de la etapa escolar. Es un hito en la vida de los niños. Como colegio hemos visto que aquellos estudiantes que la superan de mejor forma tienen padres que le han dado valor a este proceso, participan de él, hacen leer diariamente a sus hijos para reforzar las habilidades adquiridas.
Practicar la lectura compartida mejora la calidad de la relación entre padres cuando los niños carecen de tiempo y sin apoyo de sus padres, tienen mayor dificultad para aprender a leer.
Leer a sus hijos, compartir afectivamente las aventuras y valores en familia estrechará lazos que quedaran plasmados por siempre en los recuerdos de vida. Los padres son claves en detonar el gusto por la lectura. Nuestra decisión es fortalecer el apresto para que los niños la sientan como una herramienta hermosa y cercana, como una llave mágica que abre la puerta a mundos insospechados. Lo hemos tomado como una acción necesaria y, sobre todo, entretenida. Y para ello hacemos participar a apoderados, a que se involucren en actividades en aula, con entusiasmo, como una clase que combinó una rica clase de cocina y la invitación a aprender a leer. En Saint Patrick School trabajamos la autonomía a temprana edad a través de la metodología de proyectos. Lo hacemos a través de herramientas como el “Show and tells” en donde de forma intencionada, ellos aprenden inglés desde pre-kinder y además se interiorizan de nuestra y otras culturas. En definitiva, se traduce en que mensualmente los estudiantes muestran sus talentos en diferentes presentaciones en aula, asambleas y festivales donde ponen a prueba su personalidad y dotes artísticas.